(Abajo el articulo en Castellano)
Exact een jaar nadat de Chileense aswolk heel Villa La Angustura bedolf, was het feest in het ski-oord. Een jaar geleden spoot de vulkaan Puyehue gas, lava en as over een groot deel van Patagonië, waaronder vooral Villa La Angostura het grootste slachtoffer werd. Dit kleine stadje is een juweeltje in de Patagonische Cordillera waar ze vooral van toerisme leven. Velen verlieten de stad en zochten hun heil en onderkomen elders, uit angst, door verlies van inkomsten of onbewoonbaarheid van hun woningen. Diegene die achterbleven vochten voor het behoud van deze mooie stad. Een jaar na de dramatische onderdompeling, vieren zij nu feest. Een feest waarbij ze de verhalen van hun strijd kwijt kunnen, waar ze de geschiedenis van hun 'verrijzing' kunnen uitschrijven. 'Het ergste was om de zon niet meer te zien, assen in je keel en neus te hebben, lopende ogen.' Men vertelt over de gruwelen van de aswolk, over de solidariteit en de samenwerking om straten en pleinen terug asvrij te krijgen. Men danst en zingt om de wanhoop dat ze geen bergtop meer zagen, dat de as heel hun leven overnam. Nu is het ergste geleden. villa Angostura ligt weer te blinken aan het natuurreservaat Parque Nacional Nahuel Huapi. Villa is omgeven door meren in de Cordillera in Patagonië.
Voor Belgen is het geen onbekend oord. Reeds in 1707 streek er een Mechelse pater neer aan de oevers van het Nahuel Huapi meer. Hij herstelde er samen met zijn collega's de jezuiten-missie eerder door Pater Nicolas Mascardi gebouwd. Zijn naam was Phillip van den Meeren, aan de oevers van de Nahuel Huapi staat hij bekend als Felipe Laguna. De missie hield lang stand tegen de indianen en was de eerste grondvest voor de latere poblatie van de Patagonische Cordillera, waaronder Villa Angostura. In de 20ste eeuw vinden we een andere Belg in de straten van Villa, Jean Pierre Raemdonck. De kabelbaan naar de Cerro Bayo draagt zijn naam. Jean Pierre Raemdonck is een van de voortrekkers van Villa Angostura zoals het nu gekend is: als mondaine ski-oord. JP werd in 1938 in Brussel geboren, eentje van vier uit het gezin Raemdonck-Braun. Toen Jean Pierre emigreerde naar Argentinië, kwam hij in Buenos Aires een landgenoot tegen, jean Groverman, die hem inviteerde om naar Patagonië af te zakken, naar Villa La Angostura waar de Grovermans een paar maanden van tevoren geradicaliseerd waren.
Jean Pierre nam de uitdaging aan om iets van het gehucht aan de voet van de Andes te maken. Er woonden hoop en al 500 mensen, er was geen gas, electriciteit noch asfaltwegen. Het leven was er simpel en iedereen kende iedereen. Jean Pierre kocht de eigendom 'Los tres Mosqueteros' voor us$2.000 en begon er een herberg in. In de winter zette hij bij de ski-pistes van Bariloche een klein winkeltje op met Belgische wafels. Dit had zo een sukses dat ze er de zomer bijnamen. Zij zagen Bariloche openbloeien als ski-oord en Jean Pierre wilde deze hype ook naar Villa La Angostura brengen. De grootste struikelblok was de ski-pistes aanleggen. De bergflank van Villa Angostura was dicht begroeid met struikgewas en stevige bomen. Jean
Pierre kon een groep mensen warm maken om met blind vertrouwen aan het werk te gaan en pistes, wegen en toeristische opvangcentra aan te leggen. Zo ontpopte met os en kar, houten werktuigen en veel zweet bloed en tranen, het mondaine ski-oord naast Bariloche: Villa Angostura.
Historia de Jean Pierre Raemdonck:
Jean
Pierre Raemdonck nació el 19 de marzo de 1938 en Bruselas, Bélgica, es
uno de los cuatro hijos del matrimonio formado por Jean Raemdonck y
Cécilde Braun.
Cuando llegó a la capital argentina, conoció a un
compatriota, Jean Groverman, quien lo invitó a venirse a la Patagonia
argentina (Villa La Angostura) donde éste belga con su familia se
radicaría pocos meses después.
Al regresar al país europeo,
decidió aceptar el desafío en el sur argentino (“a prueba por un año a
lo sumo...” le suplicó a su padre) y sólo dos meses después, nuevamente
se embarcó con destino a estas tierras de Sudamérica.
Instalado
en Villa La Angostura, comenzó su historia en la Patagonia.
Entrevistado, Jean Pierre recuerda: “... cuando llegué era un pueblo muy
chiquito, creo que no tendría ni quinientos habitantes, no había
asfalto, ni gas, y apenas unos pocos autos (no más de diez), la vida era
muy simple y nos conocíamos todos".
Recuerda que "compre la
propiedad (hoy conocida como “Los Tres Mosqueteros”) por U$S 2.000 y ese
mismo verano abrimos como restauran para los pocos turistas que nos
visitaban”. Manteniendo aún, su tonada extranjera continua: “... en el
invierno con mis amigos pusimos en el Catedral de Bariloche un pequeño
negocio con venta de “waffles” (especialidad belga) que tuvo una buena
aceptación y continuamos haciendo las temporadas invierno-verano, y
estábamos conformes con el resultado. Hasta que llegó la época de Sol
Jet y Austral, y ante exigencias que no podíamos cumplir, decidimos
volver y ver si podíamos hacer algo parecido en Villa La Angostura...”.
El sueño de un centro de esquí
Jean
Pierre Raemdonck rememora aquellos inicios: ”Nadie sabía que la mayor
parte de las futuras pistas de esquí se encontraban en pleno bosque de
cañas, lengas y coihues. Una vegetación casi impenetrable en muchas
partes. No se podía llegar con carreta de bueyes a ningún lugar del
proyecto. Pero aquellos primeros socios tuvieron una fe ciega en llevar
al éxito este emprendimiento. Para saber por donde convenía trazar
caminos y pistas, la única forma era subir el cerro O´Connor, situado
del otro lado del río Bonito. Tomar varias referencias en un pequeño
cuaderno y al otro día meterse en el bosque tupido, buscando lo que se
había visto desde el O´Connor y volver a casa, bien cansado, sin haber
encontrado las referencias anotadas en el pequeño cuaderno”.
Jean
Pierre continúa con su relato:”...al principio habíamos decidido llegar
por ruta al refugio del Club Andino, en el nivel 1.500 donde teníamos
mucha seguridad de nieve, sin necesidad de desmonte y con la posibilidad
de poder empezar a esquiar con pequeños teleskis portátiles, muy
económicos, igual al que habíamos colocado junto al refugio. La
provincia apoyaba la idea y nos mandó al ingeniero A. Aguiar Fonseca
para trazar el camino. Hoy día, el camino de acceso usa los 4 primeros
kilómetros de tal trazado. Por razones de costo de construcción y de
mantenimiento, nos dimos cuenta que teníamos que cambiar el lugar de la
base. Es así que nos decidimos por el nivel 1.050, que presentaba una
zona relativamente plana para estacionamiento, descubierta desde el
O´Connor, con agua abundante y fácil mantenimiento del futuro camino de
acceso. Decidimos usar parte de los aportes de los socios fundadores de
la Asociación Cerro Bayo para abrir una huella de 5 km. hasta la base.
Contratamos a Reucan, hombre trabajador quien con su pala y hacha
avanzaba con su particular sentido de orientación construyendo pequeños
puentes o buscado los vados más adecuados. Así llegamos un día de verano
de 1978 al el lugar elegido desde el O´Connor. Desde allí, hacia el
refugio del Club Andino teníamos que marcar la futura pista de esquí
adentro de una vegetación muy densa”.
Tarea faraónica
“La
huella de Reucán era muy angosta y los puentes débiles y muy estrechos.
La obra parecía faraónica para un grupito equipado de palas y hachas y
una sola motosierra. Un día, para levantarnos el entusiasmo, apareció
todo un grupo de Cumelen para efectuar el transporte de piedras desde el
fondo de un río hasta los cimientos del refugio recién iniciado. Un
hecho parecido había ocurrido cuando construimos el refugio del Club
Andino en la cota 1.500 y que Cristina de Hensel – directora de la
escuela en esa época – apareció con todos sus alumnos y varios vecinos
para transportar las tablas, clavos y otros materiales para el primer
refugio.”
Resalta también el aporte del gobierno
provincial:”...un día cuando estábamos efectuando el desmonte de los
primeros 400 metros de pistas, y terminando la cocina del refugio base,
invitamos al coronel Martínez Waldner – en aquel momento gobernador de
la provincia del Neuquen – a conocer nuestro proyecto. Caminamos con él y
su familia por la huella de Reucán, explicándole la formación de la
Asociación y como pensábamos realizar las inversiones sucesivas. También
nos tuvo confianza y nos mandó la semana siguiente un equipo de
Vialidad Provincial para empezar la ruta de acceso. (...)Al final de
esta primera temporada también estaba presente la familia de “Perico” de
Elizalde, con todo su entusiasmo para el esquí. De inmediato, “Perico”
se transformó en un gran entusiasta del proyecto. Dirigió la Asociación
Cerro Bayo durante casi 10 años, con toda su capacidad de hombre de ley,
buscando siempre la mejor solución para el bien de todos, antes de los
intereses particulares”.
El vínculo con el Club Andino se
mantuvo, reconociendo los logros de esta Institución angosturense en
aquellos primeros días de este proyecto. Un 3 de septiembre de 1980 la
Asociación firma un acuerdo:”...con el Club Andino de Villa La
Angostura: El presidente destaca, entre las actuaciones cumplidas
durante la etapa constitutiva de la Asociación el acuerdo logrado con el
Club Andino respecto de la utilización del Cerro Bayo. Señala que su
principal finalidad es la de apoyar a esta Institución permitiendo a
sus asociados residentes permanentes en Villa La Angostura la
utilización de las instalaciones existentes en el Cerro, en las mismas
condiciones que nuestros propios socios...”.
Apoyo económico de Cumelen
Finalmente
el 1980 se logra el objetivo tan deseado, al comprarse el Poma y cuya
instalación consolida al incipiente Centro de Esquí del Cerro Bayo. No
fue sencillo este paso; recién en el Aeropuerto de Ezeiza – cuando el
representaba de Poma regresaba a Grenoble – se logró reunir la seña para
concretar la compra, gracias nuevamente a los socios de la Asociación,
siendo uno de ellos, Julio Vergara, quien aportó el dinero para este
anticipo. Para cancelar el saldo (95 % del costo total) Cumelén Country
Club aportó el saldo, constituyéndose en el propietario de dicho medio,
debiendo asumir para afrontar tamaña inversión, una importante deuda con
el Banco Galicia que cancelaría con gran esfuerzo. A partir de la
instalación del Poma el sueño de un Centro de Esquí empezó a ser una
realidad.
Este apoyo económico comprometió la economía del
Cumelén durante varios años (empleados recuerdan algunos atrasos en el
pago de sueldos por los compromisos asumidos con la Asociación Cerro
Bayo), sin embargo la habilidad de quienes manejaban aquella Comisión
permitió sortear esa difícil situación. Es de resaltar el hecho que
fueron aportados préstamos por los mismos socios para contribuir a
mejorar las finanzas. Así consta en el Acta de fecha 6 de enero de 1981,
donde se puede leer:”...asimismo, solicita una decisión de la Comisión
Directiva sobre los criterios a adoptar respecto de los préstamos a
mejor fortuna efectuados a la Sociedad por algunos socios: .J. Cavanagh,
J. Vergara, I. Saenz, P. de Elizalde y J. C. Firpo entre otros”.
La
instalación del Poma fue todo un acontecimiento, pero no estuvieron
ausentes las complicaciones:”...en la ciudad de Azul, se volcó el
contenedor con el motor, los tableros eléctricos, etc. Los cimientos se
hacían con una pequeña hormigonera naftera y los materiales se subían
con bueyes. Parecía que nunca se iba a terminar la obra. En la fábrica
Poma se habían olvidado de cargar varias piezas que pusieron por error,
en los contenedores para la Telecabina de Chapelco a cuenta de “Sol Jet”
- en quiebra en ese momento - y no podía enfrentar el pago de los
derechos de aduana de la Telecabina. No podíamos explicar a los
aduaneros que parte de nuestro teleski se encontraba en esos
contenedores. El técnico enviado desde Francia por Poma tenía un
carácter imposible. Después de haber chocado el Renault 12 nuevo de
Bernadette, exige un segundo vehículo para viajar a Neuquen y fabricar
allí, bajo su dirección, los elementos faltantes ya en la víspera de la
temporada invernal. Ya los bueyes no podían subir por la nieve y
Francisco Gaete lleva al hombro las 22 piezas faltantes, de 80 kgrs cada
una, hacia las torres con nieve hasta la cintura, arriba de los 1.200
msnm13. Finalmente, inauguramos el Poma el primer día de la temporada de
1980. Rosie de Elizalde trajo una botella de champagne, agarró una
percha y subió. Fue una gran alegría”.
Sin duda Jean Pierre no deja de contagiar su entusiasmo en cada relato de la historia.
Los
vínculos de los socios de Cumelen también logran resultados positivos
para continuar con las obras del Centro de Esquí, como por ejemplo los
subsidios que en reiteradas oportunidades otorgó el Banco Nación a
través de las gestiones de su presidente, don N. Ruiz Guinazú. En el
libro de Actas de la Asociación consta con fecha 27 de noviembre de
1981:”...con referencia al subsidio del Banco de la Nación Argentina:
informa el señor presidente que ha culminado exitosamente una gestión
iniciada por la Tesorería ante el Banco Nación Argentina; se ha obtenido
de esta Institución un subsidio...”. Un año después el apoyo volvía a
ser una realidad; el 9 de septiembre de 1982: “...el Sr. Tesorero
informa que nuevamente el Banco de la Nación Argentina nos ha otorgado
un subsidio que se ha depositado en la fecha en la cuenta del Banco de
la Provincia de Neuquen. La Comisión deja constancia de su profundo
reconocimiento por este apoyo que contribuye eficazmente al logro del
objetivo de la Asociación y la compromete a preservar en el esfuerzo a
tal fin...”.
En 1983, comienzan a verse los primeros resultados,
quedando reflejado en la “Memoria del Ejercicio14 de 1983” de la
Asociación donde consta:...como comentario general, pensamos que durante
este período la Asociación ha logrado consolidarse significativamente.
El deporte invernal en el Cerro Bayo ha dejado de ser un proyecto para
convertirse en una realidad con una excelente temporada que sin duda
habrá de afianzar el interés en participar en nuestras futuras
actividades. No solamente se dieron condiciones meteorológicas
inmejorables para la práctica del esquí, sino que se obtuvo un resultado
económico positivo que nos permite encarar futuras obras sin necesidad
de depender exclusivamente del aporte de los socios...”.
En
una Asamblea celebrada con fecha 15 de julio de 1989 se aprobó el
contrato de concesión entre la Asociación Cerro Bayo (representada por
su presidente el Dr. Pedro de Elizalde y su secretario Rolf Koennecke) y
Cero Bayo S.A. (representada por su presidente Jean Pierre Raemdonck y
el vice-Presidente Juan Carlos Firpo); donde la explotación comercial
pasa a manos del nuevo concesionario por un término de 35 años a partid
del 1° de enero de 1989, con opción a 10 años más.
En esta forma, con
espíritu de sacrificio y la enorme capacidad de ejecutor de Jean Pierre
Raemdonck y el apoyo incondicional de un grupo de vecinos, este
proyecto – casi titánico en sus inicios – se convirtió en una realidad,
hoy admirada y disfrutada por miles de turistas cada año.
Yayo de Mendieta
de "Una aldea de Montaña" (2002)
Su llegada
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