dinsdag 19 juli 2011

Edito

No pregunte qué puede hacer su país por usted, pregúntese qué puede hacer usted por su país”, es una frase muy conocida. Y con el insólito aniversario en cima de 1 año sin gobierno, los belgas deberían hacerse la misma pregunta más de una vez.
Los belgas suelen integrarse muy rápido y con facilidad. Aprenden el idioma local y se adaptan a costumbres locales–como lo es tomar mate en Argentina– y suelen perder el contacto con sus raíces. De hecho, pocos belgas de la segunda generación hablan el flamenco o francés. La identidad belga solo sobrevive en el apellido, como si fuera un distintivo exótico. Apellidos como Haesenbrouck y Dumont de Chassart ya se pronuncian con fuerte acento argentino. Ojos que no ven, corazón que no siente, este dicho sin duda se aplica a los belgas. Además, Bélgica tiene un perfil internacional bajo, es un país anónimo (los belgas famosos muchas veces son mundialmente conocidos como franceses).
A pesar de esto, existe un interés real de parte de los argentinos para conocer la historia de nuestro país, la cultura de la cerveza, el arte y los cómics. Este vacío queremos llenar con Lambik. Este icono del cómic belga y a la vez el nombre de una cerveza bruselense, pretende unificar el salpicado paisaje cultural belga como un arco iris, lleno de colores en toda su diversidad. Por eso Lambik, una abreviación por América Latína y Bélgica en la mira.

¡Esperamos que les guste la revista y estamos curiosos de escuchar sus comentarios!

Team Lambik

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