maandag 14 april 2014

Foto tentoonstelling Rosario

 

Jorgelina Hazebrouck, 2014


Me ha visto el Manneken Pis

recortes fotográficos sin edición posterior

Yo no planée estas obras.
Ellas me planearon a mí para mostrarse.


Aparecieron después de haberme hecho ser. Ser  testigo y actriz de una historia de inmigrantes belgas llenas de enigmas y también de amor. Así corre por mis venas esa fascinación. Hace más de 20 años, cuando intentaba convertirme en buena hija, modelé una têtê du Mannequen Pis- cápita para presidir un cuerpo que no fue, aunque –lo supe luego- había surgido para algo.

Hace 3 al menos, la tentación me llevó a disertar sobre aquellos belgas radicados en Rosario y allí comenzó la alquimia. Fuertes intentos de sutiles rescates fotográficos terminaron engendrando  la “obra”.

En algún momento,esas  imágenes fotográficas defenestraron mis deseos e ideas previas, intercambiándolos por otros oníricos, donde la desestructuración material y mental convierte los reflejos en autorretratos imposibles o en reformulaciones de base flamenca y barroca.

Todavía siguen las apariciones, su desfile no cesa. Al tiempo que temo mirar los archivos porque nunca encuentro lo que allí dejé o creí dejar. Solicito ayuda, por no pedir directamente auxilio!

E insisto en discutir mi grado de responsabilidad frente a las mismas. En todo caso considéreseme inimputable.

¿Qué pasa cuando otro te mira? 


¿en qué te convertís en la mirada del otro?

¿qué cosas propias conservas y qué cosas nuevas aporta la otra mirada?

 ¿qué ve?

¿ve un reflejo?

¿sos 

como te ve el otro,  

como te muestran 

                    tus propios reflejos, o cómo te 

                                                       crees que sos? 

En definitiva, 

¿sos una reconstrucción propia a partir de otras MIRAdas?


¿y si el que te mira no es una persona? ¿si el que te mira es una representación de una persona, acaso inexistente, un mito, un objeto inanimado que de repente cobra la capacidad de devolverte una imagen? Representación de representación, objeto al fin, amasijo de materiales inertes, ese es quien te mira: ¿qué valor podrás asignarle a esa mirada objetiva pero imposible? Una mirada qué solo es capaz de ser a partir de tu presencia, pero que, como boomerang, trueca la intención de retratar en ser retratado. Un juego perverso donde la omnipotencia que nos da el dominio de la destreza técnica desparece ante el capricho de quien ni siquiera  está muerto porque jamás tuvo vida.
Todas esas preguntas que me llueven a partir de cada imagen y cada vez que las observo, me revelaron algunos descubrimientos:
¿Qué ocurre si me doy cuenta queme alegra ser quien ese montón de barro cocido me dispone? ¿sime atrae la idea de presentarme como una nueva versión dirigida, quizás, desde el más allá por fuerzas incomprensibles?¿qué pasa si descubro que la mirada irreverente de la estatua me define mejor que otras?¿y si al fin la respuesta a quién soy, viene definitivamente de quien jamás soñé preguntar? ¿será posible que esa lectura que hace una estatua me guste más que la propia?¿y si inevitablemente respondí a una serie de procesos que van desde el bodoque de arcilla a la toma fotográfica profesional, pasando por una serie de estímulos varios provocados por personas totalmente ajenas a la cuestión y cuyo único fin era que hoy, descubra y pueda presentarme de esta manera?¿quien urdió las condiciones para que no quede fuera del proceso todo mi bagaje ancestral, todas mis atracciones, mis miedos, mis fantasmas, mi ácido sentido del humor?
Creo que todos ustedes son corresponsables de esto. ¿Quién podría haber sospechado que esto ocurriría? ¿Quién -sino me hubieran estimulado para concretar cada una de las miles de etapas y acciones que convergen en estas conclusiones- hubiera ideado semejante improbabilidad?
Creo que más allá de mi, todos y cada uno de ustedes –en alguna etapa- algo han hecho para que esto se encadene y se construya lo que hoy podemos ver. No existen otras explicaciones. La responsabilidad es colectiva. Después de haber estado tan desconcertada como probablemente algunos de ustedes estén hoy, yo les agradezco: me he encontrado, me ha visto el Manneken Pis.


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